Oh, jardin del Alcázar, maravilla
de paz, por el silencio perfumada
que envidian los jardines de Granada
y los floridos patios de Sevilla.
(Francisco Villaespesa)
El origen del Alcázar de Córdoba no es claro, lo que sí es cierto es que en su interior se conservan vestigios romanos y que era doblemente conocido, como Palacio de Rodrigo –en referencia a Don Rodrigo- que lo utilizaba como residencia antes de su derrota en la batalla de Guadalete y también como residencia de los reyes del Castillo de Almodóvar, existiendo una antigua leyenda que hace referencia a su descubrimiento según la cual yendo de caza el rey almodovense con su halcón favorito se llegó hasta un páramo desértico y soltando al rapaz en pos de una perdiz se adentró en una espesura de impenetrable maleza y fue así como bajo ellas descubrió las asombrosas estructuras de un edificio, en ruinas, construido en bloques de piedra unidos con plomo fundido. Es a partir de este momento cuando se inicia la reconstrucción del Alcázar hasta devolverlo a su estado primitivo y a su alrededor el
pueblamiento de lo que hoy conocemos como -la ciudad de Córdoba-, habiendo desde entonces, sido morada de califas y reyes, dinastía tras dinastía, y testigo de amoríos y romances a la frescura de los estanques que al pie de las almenas contienen el agua que cantando en fuentes y surtidores se aleja por las acequias. A su sombra, surge Córdoba como ciudad, con sus rincones y personajes, que a continuación, relato:
pueblamiento de lo que hoy conocemos como -la ciudad de Córdoba-, habiendo desde entonces, sido morada de califas y reyes, dinastía tras dinastía, y testigo de amoríos y romances a la frescura de los estanques que al pie de las almenas contienen el agua que cantando en fuentes y surtidores se aleja por las acequias. A su sombra, surge Córdoba como ciudad, con sus rincones y personajes, que a continuación, relato:
En el año 1935 –no he podido documentar la fecha exacta- en la taberna Casa Pastor situada en la calle Duque de Hornachuelos se funda la “Peña Los 99”, llamada así por ser noventa y nueve los miembros que la componen; también conocida como Amigos del Silencio, por cuyo motivo en romerías y paseíllos, cantaban la sugiente letrilla:
Sólo son, sólo son noventa y nueve,
los que forman esta Peña singular.
Sólo son, sólo son noventa y nueve,
no queremos ni uno menos, ni uno más.
Entre sus miembros contaban con personajes, tales como don Alfonso López Grande – fallecido en Córdoba el 28 de mayo de 1970-, más conocido popularmente de manera más que fundada como el -Marqués del Cucharón- dado –de una parte- su educado y elegante porte y su figura mayestática que lo emparentaba con el abolengo más rancio con raíces en la mismísima Reconquista mientras que lo segundo hacía honor al cubierto de madera de voluminosas proporciones con que comparecía en cada uno de los peroles en que concurría o era reclamada su presencia –y fueron muchos-, siendo bautizado con este título en la sevillana feria de abril de 1936 con el agua sin bendecir del chorro de la primera fuente a mano.
Era costumbre en la peña hacer “el paseíllo” a lomos de noventa y nueve jumentos, -uno por cabeza- en cuantas ferias y romerías concurrían. En la Romería de Linares –se cuenta- iban montados en sus noventa y nueve burros encabezando la comitiva el rejoneador Cañero, portaban en un carro una inmensa cuba de vino donada a la peña por el bodeguero Cobos de Montilla con la decoración apropiada para el momento, la velazquiana pintura "Los Borrachos". Pues bien, habiendo emparentado con la sevillana peña “Er 77”, fueron los cordobeses invitados a la feria de abril y como quiera que entre la estación de ferrocarril de Sevilla hasta el Prado de San Sebastián hay un gran trecho, cuando a los sevillanos les tocó devolver visita a la cordobesa feria en mayo de ese mismo año y los piques entre sevillanos y cordobeses vienen ya de la época del califato, Miguelito del Río
miembro de la comisión de festejos de los noventa y nueve-, con su singular humor comenta a sus allegados:
-A estos sevillanos les voy a demostrar que Córdoba es tan grande como Sevilla-, asi que cuando los sevillanos “Der 77” descendieron del tren, Miguelito dirigiéndose a los forasteros, les dice:
miembro de la comisión de festejos de los noventa y nueve-, con su singular humor comenta a sus allegados:
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Nocturno cordobés entre callejuelas |
-Córdoba es tan grande como Sevilla y hay que andar “musho, musho” hasta la feria.
¡ “Joe”, que si es grande Córdoba!, les metió entre pecho y espalda lo que media entre Saint Jean Pié de Port y Santiago de Compostela solo que en una misma jornada, cuando los setenta y siete llegaron al ferial llevaban ampollas en el paladar y dolores hasta en el palo –bordón-; una sevillana al llegar a la caseta cogiendo una silla "tó apurá, cansina y con calores hasta en los dientes" exclamó dando un suspiro:
-¡Mi “arma”, si lo sé, “arquilo” un coche de punto!-.
Los sevillanos, exahustos, con más ganas de dormir que de bailar y caras de gato perplejo ante la extensa inmensidad de la ciudad de Córdoba y la distancia tan descomunal entre la estación y el ferial no se atrevían ni a preguntar ¿dónde está el servicio? no sea que estuviera cerca de Bujalance; así, ante cualquier emergencia, – pelillos a la mar- y allí mismo, para ellos las fiestas habían acabado sin ni siquiera haber comenzado, entre tanto los “grasiosillos”- del 99- iban de acá para allá intentando ocultar las disimuladas carcajadas.
La Caseta peñista, como no podía ser de otra manera, tenía sus propias reglas, de modo, que los hombres debían portar sombrero de ala ancha y las mujeres asistir vestidas de gitana –salvo multa- o ataviadas con mantones de Manila y peinadas como recién “escapadas a la fuga” de un cuadro de Julio Romero de Torres –con el mocho cordobés y el caracolillo en la frente-, como quiera que ese año la feria se presentara con un extremado frío nocturno, muchos de los asistentes optaron por abonar la multa pues no les parecía oportuno concurrir con abrigo y sombrero los hombres- y abrigo y mantilla -las mujeres-, por lo que a Marqués y Duque –que tanto monta, monta tanto- no se les ocurre nada mejor que repartir entre la aterida concurrencia “soplillos como abanicos”. Interpelando una sevillana: -"Corasón, vusotros us quitais el frío con abanicos", contestando Miguelito: -"Si, mi arma, y er caló con brasero "e" picón-".
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Estampa julioromeriana de la caseta del "99" |
La revista Córdoba Gráfica en su número 280 correspondiente al 30 de mayo de 1936 publicaba el siguiente comentario: -“Los 99", primer premio del concurso de casetas. Buen gusto, sí, señores; buen gesto y humorismo a raudales, y es que con esta la tierra de sol y de vino, tienen estos "99" la virtud de cautivarnos y hechizarnos como en ningun otro lugar de nuestra tierra-; por su parte, don Juan Montiel Salinas en su libro “Córdoba y sus Peñas 1951-1976” hace el siguiente elogio: -"Los 99, peña que considero como la más veterana entre las veteranas y que acabó sus días por los años treinta y tantos, marcó sin genero de dudas la pauta de otras muchas que años después se contituyeron en nuestra capital, estuvo presidida por el conocido "Duque de la Mezquita", don Juan Rodríguez Mora que hoy cuenta 82 años de edad"-.
Por desgracia los acontecimientos políticos acaecidos en España en 1936 acabó con la corta y singular travesía de esta cordobesa peña.
Don Juan Rodríguez Mora –Presidente de la Peña 99” fue bautizado como Duque de la Mezquita por sus rivales sevillanos de “Er 77” en honor a residir frente a tan singular edificio cordobés, hay un acontecimiento que describe su personalidad abierta y cordobesista y copio, literalmente: “Es de destacar como acontecimiento familiar y popular la triple boda de dos de sus hijas e hijo en la misma fecha 24 de mayo de 1947 en la Iglesia de Sagrario, dónde concurrieron cientos de cordobeses. Siendo sonado en la ciudad dicho acontecimiento por la manifestación popular que la acompañó; celebrándose posteriormente un suculento banquete en el local del Centro Filarmónico , actuando en su plató entre otros el Marqués del Cucharón con su gracia inconfundible”. En una entrevista publicada en el diario Córdoba con fecha 25 de mayo de 1961 con motivo del 25 aniversario de la llegada en el año 1936 de un numerosísimo grupo de sevillanos invitados a la feria por la “Peña Los 99”, hacía el siguiente comentario sobre el baile por sevillanas: -"Desde ese acontecimeinto se vieron bailar en una caseta de la feria de Córdoba las "sevillanas", pues no era costumbre aquí bailar éstas, sino el "agarrao"...... Desde entonces no hubo feria en la que los grupos de muchachas no bailaran las "sevillanas", la danza por excelencia de Andalucía”-." Ya de mayor le veían –como un clásico cordobés- sentado en una silla tomando el sol invernal en la –que fuera residencia de infancia de Cervantes- Plaza del Potro frente al museo de Julio Romero de Torres. Fallecía el 2 de enero de 1978.
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Duque de la Mezquita |
Por su parte, Miguelito del Río nacido en Córdoba el 17 de noviembre de 1906 fallecía en su ciudad natal con tan sólo 45 años, contaba con un fino y alto sentido del humor cordobés, de él decía el Marqués del Cucharón: -Mi compadre Miguelito del Río es genial, capaz de radiar una "riña de gallos", y si me apuran retrasmitir un "entierro", y seguro que se levanta el "muerto bailando sevillanas", convirtiendo el duelo en una romería. Miguelito tenía tanta gracia como para parar a un coche funerario y levantar al muerto riéndose-.
Para mayor ilustración sobre el encargado de la comisión de festejos de “Los 99” copio literalmente: “ Con su interpretación humorística del personaje 'El político de la Reforma Agraria', decía palabras como estas en boca de un ministro que se defía de la siguiente forma: -No soy "entelectual", no tengo "tétulos" ninguno, ni siquiera el "der manchiderato" .
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Tipico patio cordobés |
O esta otra -"Pa" llevar a cabo en parte la reforma de la contrarreforma agraria, que sin esta reforma no sería posible hacer la reforma de la próxima contrarreforma. Y con estas ideas tan peregrinas continuaba el ministro: -"J´así" debe solucionarse la reforma agraria; es necesario "arrempujar" al mar más "j´adentro "pa j´asi" ganar más tierras de cultivo. Y esta otra: -Hay que emplear los jardines y macetas como terreno "j´ortícola"; con los miles de macetas que hay en los patios de Córdoba se podría "j´obtener tonelás" de tomates, pimientos, rábanos, patatas, cebollas, ajos y tantísimos productos necesarios "pa" la cocina.
Guitarra del cordobés Vicente Amigo.
Para iosa, mago, rosario peral y salva.
Datos extraidos de la Cordopedia. http://cordobapedia.wikanda.es
Muy buen trabajo, Antonio te lo has currado. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarAmigo Antonio has realizado un trabajo recopilatorio muy meritorio de tres fíguras populares y castizas de la Córdoba de los años treinta a cincuenta. Fueron tres parsonajes muy distintos pero tenían en común el salero andaluz con su matiz cordobés.
ResponderEliminarLe agradezco este trabajo pues uno de ellos fue mi padre, concretamente el "Marqués del Cucharón".