domingo, 7 de agosto de 2011

De las aventuras y desventuras -El Algarve I-


El TOM.TOM en plena faena

          
       Los galenos son gentes muy sabias y doctas e inclinadas por una rara naturaleza a auscultar lo humano y lo divino, y entre lo divino,  a “adevinar” en lo futuro lo que ha de acontecer sin riesgo  ni venturas que no fueren las precisas, que por esta razón y siguiendo la doctrina de su facultativo prospecto, un buen día del caluroso mes de julio, no “desponiendo” de más grande destino que nos acogiera en los sanfermines de Pamplona la navarra más conocida entre los suyos como la -Iruña-, fuímonos la mi princesa y yo, y a fé que “er” título de la mi mujer no fuere ni demostrado ni cierto más méritos tuviere yo aunque sólo fuere por linaje paterno a tan alto honor y abolengo, pues como iba diciendo, temprano muy de mañana, al TOM-TOM del auto negro que como su propio nombre expresa no fuere ni inteligente ni listo sino más bien tonto y necio, después de
marcarle como destino la villa de Valverde del Camino famosa por sus  botas de piel camperas, mas al llegar a Santa Olalla en la onubense comarca de Cala, por conocer las costumbres, las prestaciones y hombres por razón y suerte de mis anteriores viajes, allí diéramonos descanso a nosotros y al auto y allí “mesmo” nos comiéramos los ansiados churros que por aquellos lares no se venden por unidad sino al peso y por este motivo con el café desayunero comímonos ella y yo un cuarto de kilo de manjar tan espeso si bien sabrosos, tiernos y buenos. Luego díjonos el churrero con sabio y grande consejo que yendo   
En el camino -Valverde del Camino-
 dirección a Sucre llegaríamos hasta Valverde pero que antes paráramos en las Minas de Río Tinto donde “j`aice de tó” miradores con extenso y extraño mirar que más paréceme estar  contemplando y retozando el paisaje desnudo de la bella y blanca Luna o, incluso, “faciendo una escusión” a pié por el enigmático Marte que yo nunca en el cielo de todas las estrellas muy bien, muy bien, nunca supe “qual d`ellas” es. Allí “acordéme” del singular personaje conocido como “El Penumbra" que sostenía haber sido abducido en aquél encantado lugar por alienígenas impíos por no "desponer" de corazón y sesos como nosotros los hombres, 

 
y que era habitual y compañero de las jocosas tertulias del sevillano y tertuliano Jesús Quintero más conocido como "El Loco de la Colina", y de esta manera “ficimos”, caminando con el auto negro y el TOM-TOM dirigiendo nuestros adocenados pasos sin más líos hasta que alcanzamos a ver las onubenses casas de Valverde del Camino de blancas fachadas y sembradas macetas con muchos geranios y otras plantas de variado pelo que yo por no ser docto en la ciencia de la botánica no describo por su nombre, pero sí por sus aromas y colores que eran muy muchos  y agradecidos a la vista y al olfato hasta que “plugo” el alma de sensaciones muy puras y elevadas lo que ayuda muy mucho a una mente y a un corazón más abiertos.
Recibimiento
           Pues bien, hallándonos en la bella villa de Valverde que no era nuestro destino sino hito en el camino pero no siendo el TOM-TOM ni inteligente ni listo con su femenina voz nos refería una  y otra vez a nuestros "cansinos" oídos que no, que era aquél nuestro destino al que habíamos llegado con mucha paz y "despuesto" él para su descanso, así que hubimos de desengañarlo con presta y artificiosa maña y decirle que no era nuestro destino la España sino que íbamos hasta el Algarve a la romana, visigoda y musulmana Vilamoura, entre Faro y la Albufeira, en la portuguesa costa atlántica por donde otrora desembarcaran piratas, vikingos y otras galeras y navíos que esto de la historia es larga y para su detalle fuere preciso mucha pluma, muchos libros y otro tanto tiempo o más para su narración como para lo en él narrado.
Había olvidado que esto existía
La playa siempre espera
                 Llegámonos a nuestro destino y esta vez sí, díjonos la femenina voz del desengañado TOM-TOM que estábamos en lo que para él era su casa que de esto entiende poco por no ser humano y no "desponer" de ciencia sobre mercantiles comercios, ni de pobres y ricos ni de regios países y sus recelos históricos por mor de matrimonios y otros entuertos y “entereses” más elevados que  los míos que son cortos a lo presente y no miran más horizontes que una playa en la Falésia o un mullido colchón del apartahotel en el Complejo Río.  A las 11 horas de la mañana de un lunes arribámos. Vianda se llamaba quien con cortés y bien hablado castellano nos atendiera en la recepción del apartahotel que si bien conservaba “el” su acento portugués si no es porque yo bien me sabía de sus ancentros y parentescos podría confundirla con alpujarreña o tal vez alguna jiennense que, como yo, hubiera trocado a llegarse a aquella Marbella portuguesa exenta de “giles y julianes”, mas como no es costumbre la nuestra aposentar en posada después de pasada la hora del té y allí sí es regla reglada, mucho me temí con el cansancio y el sueño a cuestas tener que vagabundear entre avenidas y calas hasta pasada la siesta, mas no fue preciso y Vianda –la posadera- diónos con galantería lusa habitación y cama y yo víme obligado por un derecho que no era mío a decirla: -“molto obrigado senhora posadera ”-.
                
Para diablillo y penedo.

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