martes, 9 de agosto de 2011

De las aventuras y desventuras -El Algarve II-

De cuanto acaece en la primera salida

Vista interior del Complejo, a babor terraza de Comedor-Cafeteria

     Pues como iba diciendo una vez que la hospitalaria y “portuguesiña” Vianda nos complaciera con su mejores ademanes concediéndonos jurisdicción y plaza y para ello nos entregara las llaves, pudimos de esta curiosa y feliz manera acceder al  107 apartamento del Complejo Río en su número 2 de la “Rúa França”  con todo presto, al fondo dotado de terraza-balcón “despuesto” con mesa y sillas de jardín donde, siempre que valíame porque estare ocioso, bien porque no llegare el ansiado sueño o porque con ánimo polvorilla hubiérase marchado éste a no se sabe dónde y sin haber, previamente, comentádome a mí por qué ni por cuánto ni de qué manera,  sentábame y fumando, las unas veces leía, otras con la música llenábame de ausencia, en
ocasiones  laboraba, pero las más de las más solamente, miraba y miraba. Al fondo dábame a gozar perdiendo la mi mirada entre las calles arboladas, a la izquierda según miraba el perpendicular brazo del Complejo que en su arquitectura presentare forma de L, mas enfrente al otro lado extendíase el arbolado jardín, y bajo la terraza-balcón del 107 apartamento, las piscinas que, aprovechando los desarrollados conocimientos y teorías del pisano y paradigma hombre del Renacimiento Galileo Galilei, comunicaban sus vasos con agua de la Falésia provista además de "despuesta"  zonas
El pisano hombre del Renacimiento, Galileo Galilei
  de playa y césped con sus hamacas dispersas y acompañados de quitasoles de esos que siempre, siempre, se utilizan y son usados en piscinas y playas "mesmamente", mientras que a su babor accedíase a la cafetería-comedor provisto también de terraza con sus sombrillas anunciando “gelados e bebidas“.
                A eso de las 6 de la española hora, que en esto del tiempo los ellos son más ceremoniosos y dejan caer el minutero con parsimoniosa medida que los nuestros, comido y repuesto de tan luengo cansancio,  en el auto negro nos allegamos a la Falésia mas provisto de poca cosa no más que gafas de sol y toalla, y en su fina y blanca arena hubimos nuestro nómada asiento desde donde explayarse observando arribar las olas con su bullicioso rodar las unas sobre las otras, y en medio de su, para nosotros, extraño “falar”, de tarde en tarde, uno y otro, en las atlánticas aguas, por donde otrora los corsarios navegaran con licencia y protección de la corona inglesa, zambullíamonos más para

 
refresco que por otra causa y motivo, así que en ese tiempo de espera hasta llegado el tiempo de regreso a la aldea, no muy lejos alcancé a escuchar lengua materna pero no siendo los oídos mi mayor fortaleza como tampoco la vista lo fuera, me pacienté hasta –ver a ver- si eran o no eran de la “mesma” tierra de nacencia de mis ancestros, y así de esta precisa y narrada guisa fue, que siendo uno él, Alfonso- y cinco ellas quienes con el zagal, hablaban y tornaban
Playa de la Falésia
 en un incesante ir y venir de la arena al agua y “veceversa”, habíanse llegados como fugados de los –madris- despreciando los   -valencias- y otras playas menos ignotas de los súbditos de la corte del –reyno-, y allí, entre arenas, les contara yo los propósitos de mis viajes y venturas que esperaba hallar en lares tan remotos. Fue “asina” como en la “praia da Falésia” un día el destino me guiara a acertar a conocer a seis de sus madrileños, de los que una vez conocidos  me despedí, con la certidumbre muy cierta de que siendo grande el mundo y soplando como soplara el viento para todas las partes sin concierto ni son  y de muchos y variados modos o trazas, nunca más sabría de sus vidas, ni en esta ni en la otra que tan bien describiera en  feliz fecha el insigne escritor, don Pedro Calderón de la Barca y Barreda González de Henao Ruiz de Blasco y Riaño. Mas llegando no sé qué preciso instante o momento  comenzamos uno y otro a sentir curiosos picores y escozores y a observar las pieles, la una y la otra, de los nuestros cuerpos enrojecidos, convencímonos  de esta simple y repentina fortuna de que fuera necesario e indicado levantar el escuálido
Emplazamiento de la Farmacia
 campamento –toalla- y hollar hasta hallar  farmacia donde atinar protección de grado más propio para ogros que para menesteres más endebles y  con la ayuda de todos, auto negro, TOM-TOM necio, “rubios giris”, mi mujer y yo, es decir, ninguna, dimos con una escondida botica donde con más gestos que palabras y ayudándome muy mucho del dedo índice  del que hube de usar y abusar a modo de largo y exacto puntero me fue servido por la licenciada boticaria  lo que ansiábamos mas un cepillo dental para la mi mujer que pues el suyo, como no podía ser de otra manera, moraba donde mora el traje con el que con ella contrajera venturoso "matremoneo" no ha menos de treinta años, esto es, su española casa.
                Arribamos a nuestra plaza de la que tanto ella como yo gozábamos de jurisdicción en virtud no de documentos ni cédulas sino por mor de la romana “traditio” o entrega de  llaves, sin que por medio mediaran ni Boabdil ni Reyes Católicos,  que nos dieran acceso presto y
Otra entrega de llaves
 cierto al apartamento, y de lleno y plano sin más esperas a la ducha fría en busca de frescura y de esta primaria manera  descender con ello la alta temperatura,  combatir los escozores y picores y aliviar el sobrevenido tono rojo de nuestros cuerpos; después de todo esto me untó de no sé qué ungüento y pringosos y pegajosos cenamos, hasta escucharía música fumando, y después de leer y explayarme con la mirada, hallamos tiempo para pasear y tomar una copa en un Café de corte menos luso que  inglés. Tras lo cual y después de todo ello vencidos y dorados como fritos “pescaítos” de lonja marinera nos dejamos mecer por la cama, que el día
Café en que tomar la copa
  alboreó muy temprano, entremedio recorrimos un gran trecho de kilómetros con paradas intermitentes para observar y observando estudiar  y así averiguar, que ya se hizo muy tarde en la portuguesa hora, alguna más en el reino de la "Espanha".  


Con especial cariño para carreteraymantas

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