-LA PALABRA(*) ES UN ARMA CARGADA DE FUTURO- así rezaba uno de los poemas del ya fallecido Gabriel Celaya, muy renombrado en los años postreros de la dictadura franquista y que, yo mismo, he recitado en múltiples ocasiones al amparo de los acordes musicales de Paco Ibañez, sin embargo, justo es decirlo, el bosque solamente es apreciable en su integridad visto en perspectiva, una vez adentrado en él cuatro árboles plantados pueden darnos la impresión de internarnos en la Amazonía, y digo esto, porque a la vista del contexto, tal vez tuviera razón el poeta vasco, pero extraídas de su época social y cultural -esto es- pasados los años, la palabra, unas veces suena a rancia, otras a vacuidad, y pocas, muy pocas con sentido y contenido.
Hay una cita cuyo autor desconozco y que la oí por primera vez en boca de la entonces primera dama de la política nacional, Carmen Romero que, en una entrevista, decía -el hombre es dueño de lo que calla y esclavo de lo que dice-, y es que, siempre, siempre, siempre los silencios han expresado más que las palabras, otra cosa distinta es que, en ciertas coyunturas históricas, el hombre
pierda el norte y comience a merodear sobre sí mismo, sin lugar adonde ir y sin saber de donde procede, son los momentos de contracción en la evolución de la especie, sucedió en la época de la fisolofía griega, sucedió también con la civilización romana y se repite con cada una de las distintas culturas y, lo curioso es que siempre coincide con los momentos de mayor decadencia y degradación social de cada una de ellas, en consecuencia, o uno es fruto del otro o el otro es fruto del uno. Cada cual extraiga sus conclusiones.
pierda el norte y comience a merodear sobre sí mismo, sin lugar adonde ir y sin saber de donde procede, son los momentos de contracción en la evolución de la especie, sucedió en la época de la fisolofía griega, sucedió también con la civilización romana y se repite con cada una de las distintas culturas y, lo curioso es que siempre coincide con los momentos de mayor decadencia y degradación social de cada una de ellas, en consecuencia, o uno es fruto del otro o el otro es fruto del uno. Cada cual extraiga sus conclusiones.
Y es que visto así, el bosque, ya cobra su verdadera dimensión y la palabra
deja de ser un arma cargada de futuro -lo siento amigo Celaya tal vez tuvieras razón en ese instante pero te constreñistes a tu propio momento y ello no te ha permitido trascender lo necesario para estar vigente en cada una de las culturas que te sucedan. En cualquier caso, te profeso admiración, aunque me vea en la obligación de matizarte-. Veamos…
deja de ser un arma cargada de futuro -lo siento amigo Celaya tal vez tuvieras razón en ese instante pero te constreñistes a tu propio momento y ello no te ha permitido trascender lo necesario para estar vigente en cada una de las culturas que te sucedan. En cualquier caso, te profeso admiración, aunque me vea en la obligación de matizarte-. Veamos…
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